27’s

     El volumen de la televisión es reducido, todos comienzan a cantar las mañanitas. Cuando terminan, sacudo mi cabello, soplo las velitas y pienso, bienvenidos los 27’s. Mientras muerdo el pastel una avalancha de pensamientos ataca, es la edad maldita. Supongo.

     Soy demasiado vieja para tener hijos o al menos para allá voy, eso dicen las señoras de antaño, de esas que no puede escuchar la palabra sexo sin alterarse. Soy demasiado joven pienso, no estoy lista. Además no sé si fui dotada con el don de la maternidad o si quiero. Es lo mismo con casarme. Soy una quedada, voy a vestir santos. Y todo depende, del en qué momento preguntes.  ¿Te quieres casar? A veces. Hay días en los que pienso dónde me gustaría que fuera la fiesta, la ceremonia, el sabor del pastel, la primera canción que bailaría con él, la comida, ¿De noche o de día? ¿Un atardecer? ¿Aquí o en la playa?, el vestido (que valga la pena las horas maratónicas que invertí en Say Yes to the dress), el maquillaje, el peinado, la luna de miel, ir a vivir juntos. ¿Queremos hijos?

     Otros días me pregunto ¿Es necesario? Es como cuando había una “tardeada” en la escuela y debías llevar uniforme. Neta ¿Es necesario? No es como que vaya a tener clases, pero a huevo tenías que llevar el jodido uniforme. ¿Tengo qué reafirmar que estoy con alguien, que vamos a “formar” una familia? Porque podemos irnos de luna de miel sin tanto show a donde quieran, brincar el charco o comprar una casa. Pero también me derrito cuando veo esas propuestas tan elaboradas, sigo amando la del tipo que con la canción Rude de Magic le propone a su novia matrimonio. ¿Y si me compro el anillo? Y después le digo, pídeme matrimonio. Bueno, no sé, supongo que es hacer trampa. En esos días me siento quedada.

     Volteo a ver y la mayoría de matrimonios son un fracaso. ¿No se casaron con el amor de su vida? ¿Precipitaron las cosas? ¿O solo lo hicieron por qué era lo que seguía? A veces me hacen sentir que somos la generación confundida, queremos todo y nada, rápido y lento. Compromiso y libertad.

   Piensa en tu futuro, debes ahorrar para ti y tus hijos. Una casa, un carro, la universidad.  Señora, al paso que vamos no va existir futuro, el planeta se muere con la sobrepoblación, la contaminación, el uso desmedido de recursos naturales. ¡Ven! La avalancha de mierda llega a mi cabeza. Y me frustro, porque los adultos (los adultos de verdad) a nuestra edad ya habían hecho todo y de todo. Nos enseñaron a cuestionarnos y ahora se quejan de que no tienen nietos.

    ¿Quieres tener hijos? No sé.

    Al fondo la televisión encendida transmite un comercial de pañales desechables.

    ¿Te quieres casar? A veces… a veces deseo que el betún no se meta en mi nariz.

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